diácono i Arezzo




Ut queant laxis es el primer verso del Himno a San Juan Bautista, escrito por el historiador lombardo Pablo el Diácono en el siglo VIII.

Posteriormente, en el siglo XVII, el musicólogo italiano Giovanni Battista Doni sustituyó la nota ut por do, pues esta sílaba facilitaba el solfeo, por terminar en vocal.

De las primeras sílabas de los versos de este himno se toma el nombre de las notas musicales de la notación latina moderna.

Constató que era difícil solfear con la nota ut, ya que terminaba en una consonante sorda, y tuvo la idea de reemplazarla con la primera sílaba de su propio apellido (do) para facilitar su pronunciación.

En el siglo XI, Guido de Arezzo utilizó la primera sílaba de cada verso, excepto el último: ut, re, mi, fa, sol, la. Siglos más tarde, Anselmo de Flandes introdujo el nombre si para la nota faltante, combinando las iniciales de Sancte Ioannes.

Otra teoría afirma que quizá proviene del término Dominus (Señor, en latín). En Francia, se sigue usando ut para algunos términos musicales técnicos o teóricos; por ejemplo, trompette en ut o clé d’ut.

Para que puedan
exaltar a pleno pulmón
las maravillas
estos siervos tuyos
perdona la falta
de nuestros labios impuros
San Juan.




La notación de la música ha sido siempre un elemento delicado y complejo, ya que no sólo debía indicar la altura de los sonidos, sino también los restantes parámetros de la música:

Duración, tempo, intensidad sonora, carácter, articulación, etc.

A lo largo de la historia han ido surgiendo distintos sistemas de notación, viéndose influidos no solo por cuestiones artísticas, sino también por aspectos políticos, sociales y religiosos.




Desde la antigua Grecia, se tiene constancia de la existencia de formas de notación musical; sin embargo, es a partir de la música de la Edad Media, principalmente el canto gregoriano, cuando se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al actual.
En el Renacimiento, cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque como todo lenguaje ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.

Las distintas formas de notación musical y los soportes empleados han sido muy diversos a lo largo de la historia, y son objeto de estudio por parte de los musicólogos e historiadores de la música en la actualidad.
Los diversos sistemas de notación dan testimonio de la realidad artística y cultural del momento, y son una muestra del interés del ser humano por preservar el arte para la posteridad.




Robert Bonet ha querido hacer un ejercicio sobre las 7 notas existentes porque son su herramienta para llegar a transmitir su obra para la posteridad. Así que tenía todo el sentido usar el poema que da el nombre a las notas para titular cada una de las piezas musicales, que además están escritas en la tonalidad que da nombre a cada nota.